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Josep Puig Torné, arquitecto

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Apartamentos París, Salou, 1965

Josep Puig Torné
Sarral, Tarragona, 9-12-1929 - Barcelona, 3-6-2020



El pasado 5 de octubre de 2019 Josep Puig Torné asistió a un acto donde se colocó una placa informativa DOCOMOMO (un organismo que vela por divulgar y proteger el patrimonio arquitectónico del Movimiento Moderno) en una de sus obras de Salou (Tarragona), los apartamentos París de 1965. 

A punto de cumplir 90 años, con lucidez y con la misma humildad y generosidad que marcó su larga carrera profesional de más de cinco décadas, el encuentro se convirtió en un merecido homenaje a este artesano de la arquitectura, heredero de una sólida tradición mediterránea. 

Puig Torné se tituló como arquitecto en la ETSAB en 1957, justo cuando el fuerte crecimiento económico del periodo ‘desarrollista’ empezaba a tener sus primeras consecuencias en la práctica diaria de la arquitectura española. Aunque todavía era un arquitecto joven, la formación recibida en la Escuela de Barcelona había sido rica en acontecimientos. Hemos de tener en cuenta que sus años universitarios coincidieron con momentos de gran agitación arquitectónica, principalmente impulsados por la actividad del Grup R (1951-1961). La actitud del grupo, opuesta a la arquitectura académica y a favor de la arquitectura moderna, influirá de forma decisiva en su obra posterior. 

Tras una breve etapa como arquitecto municipal del Ayuntamiento de Barcelona, donde participó en la planificación del Polígono Sudoeste del Besòs, en 1958 recibió el encargo de proyectar una urbanización en la Costa Brava. Así fue como emprendió su destacada trayectoria profesional, marcada inicialmente por su decisiva e intensa colaboración con el arquitecto Antonio Bonet Castellana (1913-1989). “Fue debido a mi inexperiencia en temas turísticos por los que pedí la colaboración de Antonio Bonet para unas grandes obras en Platja d´Aro y Sant Antoni de Calonge.”

Carta a Bonet (1958) y estructura del Centro comercial "Politur"de Platja d´Aro (1963)

A través de una emotiva carta, Puig Torné pedía consejo al prestigioso arquitecto de Punta Ballena y la Solana del Mar, que por aquel entonces todavía residía y trabajaba en Argentina. Ambos se asociaron en 1959, abriendo un estudio en Barcelona, tras recibir numerosos encargos en la costa catalana. Josep Puig Torné se convertiría desde ese momento en una figura clave durante el proceso de retorno de Bonet a España.

Hasta 1963 –mientras Bonet recuperaba su reconocimiento oficial como arquitecto– los primeros proyectos en la Costa Dorada y Costa Brava: la Urbanización de Nuestra Señora de Núria (1959), la casa Van der Veeken (1961), los apartamentos Chipre (1960-62), los apartamentos Reus (1961), los apartamentos Madrid (1961-62), los apartamentos Cala Viña (1961-62), los bungalows Núria (1962), el snack-bar y vestuarios “Cala Crancs” (1961-62), el Complejo turístico “Politur” en Platja d’Aro (1961-63), etcétera, presentaban toda una nueva gama de formas, cualidades, conceptos, ambientes, totalmente nuevos “realizados sin ningún tipo de retención, ni ideas preconcebidas, ni imitadas”.

Proyectos en el Cap de Salou (1959-1963) realizados junto a Antonio Bonet

Su primer éxito conjunto fue la Casa Rubio en Salou, una obra iniciada en 1959 y construida entre 1960 y 1962, que conectó a los arquitectos con los promotores de los planes para La Manga del Mar Menor (Murcia). También proyectó y construyó con Bonet el edificio Renault de Tarragona (1964), el Canódromo Meridiana en Barcelona, obra que recibió el premio FAD 1963 y el edificio Mediterráneo (1960-63). Este último se presenta como un manifiesto que intenta una reinterpretación del Plan Cerdà y una relectura de las propuestas del GATCPAC para el ensanche barcelonés.
Casa Rubio, Salou, 1959-1962


Canódromo Meridiana (FAD 1963), edificio Mediterráneo (1960-63) y edificio Renault(1964)

En 1964, Puig Torné abandonó el despacho de Antonio Bonet para asociarse con Josep M. Esquius Prat (Manresa,1939), un arquitecto que colaboraba con ellos desde que era estudiante. La urbanización Mirador (1964) y los apartamentos Buen Retiro (1965) en Salou, el Hotel Ducal de Montblanc (1967) o el edificio Cadesbank de Tarragona (1968) serán algunos de sus primeros trabajos. La colaboración con Esquius hasta el año 1982 y, más tarde, con su hija Elisa Puig, nos dejaran una importante y heterogénea producción repartida a lo largo de todo el país: Barcelona, Madrid, Mallorca, Sallent, Montblanc, Súria, la Seu d’Urgell, Organyà, Manresa, … o la prolífica obra andorrana de los años 70 y 80, donde proyectó una docena de edificios entre los que destacan la sede del Gobierno de Andorra (1980-87) y la Fundació Clara Rabassa (1988) ; además de su breve y “accidentada” incursión norteamericana, donde llegó a construir la sede del International Bank of Miami Beach. 

A lo largo de esta extensa y fecunda actividad constructora, Puig Torne abordará la arquitectura como un proceso constructivo, guiado por la experiencia, la racionalidad, la seriedad y el control de todas sus fases. Otra característica relevante de su trabajo será la búsqueda de una la síntesis entre arquitectura, arte y diseño que aportará a sus obras un cromatismo inédito sobre el contexto donde se ubican. Buena muestra de ello son la sede barcelonesa del diario Tele/eXprés (1965-67), realizado con la colaboración del escultor Josep M. Subirachs; la Iglesia del Pare Claret de Sallent (1966) con el artista Josep Grau Garriga; o la primigenia Capilla del Convento de la Sagrada Familia en la Seu d’Urgell (1959-60) proyectada con Josep Miquel Serra de Dalmases y donde participaron artistas de la talla de Tomás Bel (esculturas), José M. Blay y Gerald Henderson (vidrieras) y Matías Palau Ferrer (escultor-ceramista).


Capilla del Convento de la Sagrada Familia en la Seu d’Urgell (1959-60)

Detalles Edificio del carrer Aribau-Bon Pastor (1972) y diario Tele/eXprés (1965-67)
J.Esquius y J. Puig Torné. Frisos de hormigón del escultor Josep Maria Subirachs


Ahora bien, para conocer mejor la personalidad de Josep Puig Torné, es imprescindible visitar Sarral, el seu poble. Sólo hay que dar una vuelta por sus calles y plazas para descubrir y entender su evolución profesional reflejada en sus obras: la casa rectoral, el ayuntamiento, pabellón municipal, el parque de bomberos, el pabellón deportivo y tantas otras obras de carácter particular. Sin embargo, de todas ellas será la reconstrucción de la ermita dels Sants Metges (Sant Cosme i Sant Damià) la que se convertirá en la obra más emblemática y querida por Puig Torné. Desde la esencia del pasado, de sus formas, de sus materiales, de sus técnicas, el arquitecto recabó la información necesaria para recuperar un edificio que acabará definiendo la esencia del lugar y la de todo un pueblo. De la nueva ermita, inaugurada el año 1970, destaca la portada frente a la plaza, con su gran reja vidriada realizada por Grau Garriga, usando herramientas del campo ofrecidas por los vecinos, y con algunos puntos de vidrio de color, que refuerzan aún más el aire popular y local.


Planta y vistas de la ermita dels Sants Metges, Sarral (1966-1970)

La obra de Josep Puig Torné, conservada desde el año 2014 en el archivo histórico de la Demarcació de Tarragona del Col·legi d'Arquitectes de Catalunya, pertenece ya a la mejor historia de la arquitectura catalana de la segunda mitad del siglo XX. Una arquitectura no excesivamente tecnificada, de proyectos elaborados con la máxima dignidad y pasión por el trabajo bien hecho. Una forma de entender el oficio de arquitecto, tal vez hoy, condenado a desaparecer.

Confío en que estas notas apresuradas sirvan para acercarnos a su persona, y para reconocer su importante aportación a la recuperación de la modernidad en la arquitectura de nuestro país. Tengo que concluir, a nivel personal, dándole las gracias a Josep por aquellas conversaciones que pude mantener con él, llenas de sensatez, amabilidad y formas exquisitas … recordeu que l´arquitectura, la bona arquitectura mai ha d´anar fermada, l´acte de la creació arquitectònica necessita llibertat, amor i … bona voluntat per part de tothom!!! 


Jordi Guerrero, arquitecto
5-6-2020







Edificio para el Servicio Marítimo del Puerto de Tarragona

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“El puerto es un lugar de límites, y el límite crea lugar y arquitectura. Como límite entre la tierra y el mar, y como límite que imponen al mar las geometrías de las dársenas y diques, el puerto se configura como una arquitectura donde los muelles constituyen el edificio y las dársenas el negativo donde el mar se amansa.”


José A. Fernández Ordóñez, ingeniero




Arquitectos: Aguilera + Guerrero / AGUA arquitectura

Dirección facultativa: David Borrell - Daniel Vera | Joaquín Aguilera - Jordi Guerrero

Colaboradores: Hormipresa (prefabricados), Josep Lluís Servent (estructura), Enginyería Xavier Riveiro S.L. | Grup Helco (Instalaciones), Daniel Borja (Supervisión), José Hevia (fotografía)

Contratista: ROGASA S.A.

Inicio obra: 02/02/2018

Recepción: 03/04/2019

Superficie construida:948,70 m2

Presupuesto: 919.935,10 €

Promotor:Autoridad Portuaria de Tarragona.







El puerto de Tarragona, construido sobre un suelo artificial de muelles y dársenas, queda fuertemente marcado por actuaciones puntuales, aisladas en algunos casos, que generan un espacio muy fragmentado en permanente transformación. Su paisaje es el resultado de la conjunción de formas aportadas por el entorno natural y la intervención humana: pantalanes, espigones, diques, edificios, depósitos y grúas dan los signos identificadores y diferenciadores de este paisaje. Un paisaje industrial cada vez más separado de la ciudad a medida que la naturaleza de las operaciones portuarias lo hacen incompatible con la ciudad. Lejos por tanto de considerar el paisaje como algo eterno o estático, o como marco visual donde insertar la obra, hemos optado por aceptar su dimensión y realidad física dentro de este espacio del puerto, como estímulo para la formación de una idea de arquitectura. 

Frente a tal panorama era importante que el proyecto contrapusiese un diseño capaz de conferirle al nuevo edificio una identidad y coherencia formal propias, donde su organización y funcionamiento interno se constituya en el fundamento de su materialización exterior. En cuanto a los elementos, materiales, tecnologías y sistemas utilizados para adaptar el proyecto a las condiciones naturales singulares del lugar, se ha optado por una construcción lo más industrializada posible, mediante estructuras prefabricadas de hormigón.







Por otro lado, el color y la textura de los materiales escogidos desempeñan un papel crucial en la apariencia visual del edificio. En el proyecto predominan el uso del hormigón y el aluminio, que configuran la envolvente exterior; los paneles de hormigón texturizado y las protecciones solares de lamas orientables de aluminio, definen el cerramiento que recorre todo el edificio, unificando los diferentes espacios y usos que el edificio alberga. La naturaleza homogénea de esta envolvente de hormigón, junto a la ausencia de referencia escalar a los espacios que alberga o de referencia técnica a su construcción física, expresan el carácter compacto del edificio como límite entre la tierra y el mar. 










El solar donde se ubicará el proyecto se encuentra situado en la explanada del muelle Cantabria, delante de la lámina de agua y puntos de atraque para las cuatro embarcaciones del SMP. La parcela tiene forma rectangular, con unas dimensiones aproximadas de 45 m de largo por 40 m de ancho, está orientada en dirección noroeste-sureste, y cuenta con una superficie aproximada de 1950 m2. 








El edificio que consta de tres plantas (planta baja, superior y cubierta), se desarrolla a partir de la sección para integrar los diferentes usos a los que está destinado. Para ello, la escalera se coloca en posición transversal generando medias plantas, permitiendo que el programa se reparte en plantas decaladas en dos niveles, de forma que cada tramo de escalera sube media planta, y cada media planta alberga un uso. De esta forma, se establece una relación transversal de visuales que permite que se sucedan los usos con fluidez, pero manteniendo la independencia entre ellos. 

El acceso al vestíbulo general del edificio se produce por la fachada principal (SE) a través de un porche de entrada. Desde este espacio común, conectado con la sala de control CCTV, accedemos directamente a las dependencias, donde los diferentes espacios se organizan a partir de un pasillo central. En una banda encontramos las diferentes salas (patrones, reuniones y descanso) y en la otra, el núcleo de comunicaciones vertical y ascensor, los servicios comunes tales como baños, cuarto de limpieza e instalaciones, y el armero. 

Por otro lado, el acceso al garaje y el taller de embarcaciones se produce a través de un vestíbulo de independencia situado entre el armero y el CCTV. Es en esta zona donde encontramos el almacén, un cuarto de aceites y un cuarto de secado (jaula de secado) de los equipos de buceo con acceso directo desde exterior. 












La planta superior, decalada en dos niveles, contiene en un primer nivel los vestuarios masculinos y femeninos, y en el superior la zona administrativa con dos despachos individuales, un archivo, cuarto de telecomunicaciones y zona de aseos. Finalmente, el acceso a la planta de cubierta se realiza a través de una escalera metálica situada en el núcleo de escaleras.

















casa ChV _ TARRAGONA

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situación: TARRAGONA
arquitectos:AGUILERA|GUERRERO
aparejador:CARLOS FERRE SAPERAS
constructor:QUIROS-AGUILAR SL. / ESTRUCTURAS TORRES  
superficie construida:440,00 m2
obra:2006 - 2008
fotografo:PEPO SEGURA













La casa se plantea desde una concepción abstracta de la forma, una acto subjetivo que estructura el programa con criterios de forma.
En un primer momento de esta concepción, y consecuentemente, no teníamos en mente criterios funcionales que nos dieran la pauta para proyectar la casa, sino que lo que alimentaba nuestra “disciplina proyectual” era la tectonicidad de la forma, capaz de aportarle un orden al material (masa) previo a lo arquitectónico.  ( escultura – pintura) se construye pues una estructura de relaciones (visuales, sensoriales, etc) que sintetizan razones y valores proyectuales.
La presencia plástica del material - color, textura, brillo, viveza, transparencia – son atributos de los elementos constructivos y los que dan la cualidad visual al objeto arquitectónico.
En esta primera fase no queremos o no necesitamos evidenciar la presencia plástica de lo material, sino mas bien dejar que el objeto concebido se convierta solo en una forma congelada.
Este término de “forma congelada” nos da la pista de por donde han discurrido nuestros argumentos y razonamientos proyectuales.


VACIO = AIRE

CONSTRUIR EL VACIO = CONGELAR EL AIRE
ENVOLTORIO :  ( captura – congela – tensiona )
AIRE CONGELADO




En estas circunstancias; el programa, el lugar, el entorno, las vistas, la orientación, temas puramente funcionales de lo arquitectónico se convierten aquí en meros contenidos implícitos a - posteriori







“The house is deemed from an abstract conception of form, a subjective act that structures the program with shape criteria. At that initial second of this conception, and consequently, we did not have in mind functional criteria which give us the pattern to home’s task, but what fed our “projective discipline” was the tectonics shape, capable to bring an buy to the material (mass) prior to the architectural (sculpture – painting) it is constructed, then, a construction of relations (visual, sensory, and so on.) that synthesize reasons and projective values. The presence of plastic materials – shade, texture, brightness, vibrancy, transparency – are attributes of building elements and the ones which give visual top quality at the architectural object. At this early stage we do not want or need display the plastic presence of the materials, but rather allow the conceived object gets only a frozen kind. This phrase “frozen form” gives us the clue about the projective arguments and reasoning have discoursed. Beneath these circumstances the programme, the area, the atmosphere, the views, the orientation, purely practical problems of architectonics become right here in mere contents implicit subsequently.”
















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casa julio _ TORREDEMBARRA

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situación: TORREDEMBARRA - TARRAGONA
arquitectos: AGUILERA|GUERRERO
aparejador: CONXITA PORRES
constructor: MASVAL SL.  
superficie construida: 155,00 m2
obra: 2000 - 2002
fotógrafo: PEPO SEGURA

Maqueta de la villa Moissi de Adolf Loos (1923), junto a la maqueta de la Casa Julio.


La casa responde a un programa de vivienda inicialmente de fin de semana, a medida de la familia y en proporción al presupuesto disponible, y que con el tiempo deberá convertirse en residencia fija. Estas circunstancias, hacen que la obra pretenda construir sus propias reglas, las cuales establezcan un orden propio específico de modificaciones de lo real, y que puedan adaptarse a los presumibles cambios futuros.

El proyecto trata de dar respuestas concretas al AMBITO LOCAL ; de una parte la importancia del LUGAR– solar de reducidas dimensiones y entorno poco seductor, donde el mar se sabe cercano, pero no se ve -, y por otro lado la adecuación al MEDIO, que tiene que ver con los sistemas constructivos y la habilidad de los constructores locales.




















Por lo demás, una rotunda geometría define la arquitectura de esta construcción, donde el espacio interior de la casa es preciso, intimista, sin sorpresas arquitectónicas que distraigan la atención de los habitantes, y esta sea la razón propia de la casa, en su deseo de darle orden, significado e identidad a una organización del espacio orientado para un fin preciso y previsto.









PUBLICACIONES :











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Gobierno Civil de Tarragona _ Alejandro de la Sota

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"Se cree debe ambientarse como de hoy un sector nuevo de una vieja población. El respeto a lo viejo debe traducirse en su conservación cuando su calidad lo aconseje; no debe entenderse como obligación de repetirlo.

Se respeta el trazado urbano en cuanto a la limitación en más que dan sus alineaciones; se prescinde de la forma del solar por ellas determinado por no gustar de plantas en forma de cuña; se prefiere las derivadas de la cuadrícula, en este caso Tarragona favorece para el acuerdo de alineaciones de gobierno civil y escuela de trabajo. Se prescinde de la curvatura en la fachada principal por considerar no favorece al proyecto, aunque se conserva la curva de la plaza en la situación de pilares de fachada en la misma."

Transcripción parcial de la Memoria del anteproyecto presentado al concurso del Gobierno Civil de Tarragona. Alejandro de la Sota. Madrid, enero de 1957.










La Universidad Laboral de Tarragona (1952-1956) _ Pioneros de la arquitectura moderna española

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La construcción de la Universidad Laboral de Tarragona, obra los arquitectos madrileños Antonio de la Vega (1902-1987), Manuel Sierra Nava (1923-2007) y Luis Peral Buesa (1921-2014), supuso un primer intento de aceptación de “la modernidad” por parte de la oficialidad, manifestando un cambio en los gustos y usos estéticos.


Bautizada como “Universidad Laboral Francisco Franco”, los arquitectos recibieron el encargo en 1950 para realizar el proyecto conjuntamente, sin que anteriormente hubiesen trabajado juntos. A causa de la rapidez con la que debía ser abordado, el proyecto fue repartido entre los diferentes arquitectos: Antonio de la Vega proyectó el comedor y las residencias; Manuel Sierra Nava los talleres; y Luis Peral, la escuela y la urbanización del conjunto. Esta urgencia, unida a la idea impulsora del proyecto de no concebirlo como un edificio compacto, hizo que la Universidad Laboral de Tarragona respondiera a una organización parecida a la de una ciudad, en la que cada uno de los edificios son diferentes entre sí, y en la que no hay un conjunto uniforme.

La libertad con la que los arquitectos afrontaron el proyecto parece absoluta, no sólo por el trabajo en todas las escalas del mismo, sino también por la integración que se produjo entre oficios y actividades artísticas. A partir de 1955, la labor de los arquitectos se acompañó de un equipo de ingenieros, artistas y artesanos que contribuyeron a generar una «obra total» de enorme potencial urbano, implantando un nuevo orden visual desde la construcción del lugar hasta el diseño de los ambientes.

Ese mismo año, Jorge Oteiza formó parte del equipo de escultores y pintores figurativos y abstractos que trabajaron en una serie de proyectos para la decoración de los muros y jardines de la Universidad Laboral de Tarragona. Oteiza -junto a Néstor Basterretxea y Ruiz Balerdi- pasó en Tarragona varios meses de febril actividad, en plena prohibición vaticana de los trabajos de Arantzazu, donde se fraguó un importante “campo de cultivo” para su exitosa participación en la Bienal de São Paulo de 1957.

La poderosa materialidad y la acumulación de simbologías exhibidas en la Universidad Laboral de Tarragona, nos obligan a subrayar la relación establecida entre el trabajo propio de los arquitectos y los artistas convocados. Entre ellos encontramos a un nutrido e importante grupo de representantes de la vanguardia no-figurativa del momento: José Vento, Manolo Gil, Francisco Moreno Galván, Venancio Blanco, Rubio Camín y el mencionado “Grupo de Arantzazu” encabezado por Oteiza, Basterretxea y Ruiz Balerdi.

Aunque el resultado de la participación del “arte abstracto” en la Universidad Laboral de Tarragona no pudo ser más desalentador, ya que por motivos económicos y cambios políticos de última hora, no pudieron llevarse a cabo los proyectos de algunos artistas, entre ellos los de Oteiza. Si podemos denotar la consistencia visual que preside todo el conjunto y particularmente su sugestiva atmosfera de encuentro y colaboración entre artistas y arquitectos, poniendo de manifiesto un momento especialmente significativo y fecundo en la recuperación de la arquitectura moderna española de la segunda mitad del siglo XX.

Jordi Guerrero Fernández

IV Congreso, 2017 : “La arquitectura como obra integral”
Actas digitales de las Comunicaciones aceptadas al congreso. / coord. Teresa Couceiro Núñez,2017. ISBN: 978-84-697-2996-23.

Enlace texto completo:

congreso Pioneros de la arquitectura moderna española




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El Gobierno Civil de Tarragona _ "La percepción precisa de un lugar”

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Plaza Imperial Tarraco a inicios de los años sesenta. 
Fons Chinchilla, Centre d'Imatges de Tarragona.

El edificio del Gobierno Civil de Tarragona es una de las obras maestras de la arquitectura española contemporánea y una de las más significativas dentro de la trayectoria profesional de Alejandro de la Sota. Una obra “total” que suele ser explicada o analizada a partir de su perfecta y contundente imagen formal. Su fachada aparece continuamente vista como el punto donde se concentran y se resuelven los problemas que la ciudad y la función plantean al proyecto, pero casi nunca se pone de relieve su ejemplar respuesta al conflicto que se produce entre edificio y lugar.


Analizado desde este punto de vista, el edificio del Gobierno Civil de Tarragona nos puede hacer profundizar en una cuestión pocas veces tratada: la relación que la arquitectura puede establecer con la interpretación y definición de un lugar. Un emplazamiento tan singular y magnífico como brillante y ajustada fue su resolución. El Gobierno Civil que es el resultado de un concurso ganado por Alejandro de la Sota en febrero de 1957, presentaba dos premisas determinantes: las normativas y el emplazamiento. El solar situado en el ensanche de la ciudad frente a la recién inaugurada Plaza Imperial Tarraco, y las normativas municipales que obligaban a concentrar todo el volumen edificatorio en el extremo del solar, serán en gran medida las que acabarían por definir la forma final del edificio.

Según explica Josep Llinàs,1 la primera percepción de De la Sota sobre el lugar es que no se trataba de una plaza, sino de un núcleo circulatorio en el que confluían varias calles o avenidas, un anticipo de lo que realmente es en la actualidad. La opción de De la Sota fue la de asumir esa normativa, pero no el perímetro circular con el que se pretendía configurar un frente edificado homogéneo; “Se respeta el trazo urbano en cuanto a la limitación en más que dan sus alineaciones; se prescinde de la forma del solar por ellas determinado por no gustar de plantas en forma de cuña; se prefiere las derivadas de la cuadrícula en este caso.”

A través de los croquis iniciales del concurso, podemos ir observando como nacen todas estas controversias que le llevarán hasta la solución final. Un proyecto que desde el principio hace caso omiso a esa relación de dependencia geométrica respecto a la plaza, asumiendo esa voluntad de ser un cubo. “Un cubo que funciona en lugar de un plano que se adapta.”3





Pero esta aparentemente “negación” a la presencia circular de la plaza tendrá unas sutiles referencias en sus fachadas. La principal que se permite la licencia de insinuar el circulo teórico con el retranqueo de los dos pilares centrales en planta baja...“Se prescinde de la curvatura en la fachada principal por considerar que no favorece al proyecto, aunque se conserva a la curvatura de la plaza en la situación de pilares de fachada a la misma.”4 O en la fachada posterior, donde la curvatura de la tribuna de la zona administrativa recupera ese trazado regulador de la plaza, estableciendo una delicada correspondencia del edificio con el espacio urbano circundante.


Para Llinàs -gran conocedor del edificio-5 la relación que el Gobierno Civil establece con el lugar, es una relación crispada y difícil. Según él, el edificio permanece allí como un reducto de una manera de pensar la ciudad o la arquitectura. Se queda allí, cerrado en una esquina de la plaza, al margen del desarrollo de la ciudad. Pero es también allí donde el maestro De la Sota supo mostrar su gran sensibilidad para percibir las cualidades precisas del lugar.




Tal vez la larga espera hasta la aprobación del proyecto -el 30 de diciembre de 1958- el singular y conflictivo proceso de ejecución – de casi siete años hasta su entrada en funcionamiento el 1 de octubre de 1964- o la desestimada propuesta del propio arquitecto de cambiar el emplazamiento, hayan jugado a favor del edificio con el paso del tiempo. Pero lo que sí está claro, es que el Gobierno Civil ha acabado convirtiéndose para Tarragona en una pieza singular dentro del variado repertorio de arquitecturas que se reúnen alrededor de esa plaza circular, convertida ya en un episodio esencial y único dentro de la conformación de la ciudad moderna.
Jordi Guerrero, arquitecto






1. Llinàs, Josep: Saques de esquina. Girona: Editorial Pre-Textos, 2002.

2. Cortes, Juan Antonio: Gobierno Civil de Tarragona (1957-1964): Alejandro de la Sota. Memoria del anteproyecto, pág. 26. Colegio Oficial de Arquitectos de Almería, 2006.


3. Cortes, Juan Antonio: Gobierno Civil de Tarragona (1957-1964): Alejandro de la Sota. El Gobierno Civil de Tarragona, pág. 66. Colegio Oficial de Arquitectos de Almería, 2006.

4. Cortes, Juan Antonio: Gobierno Civil de Tarragona (1957-1964): Alejandro de la Sota. Memoria del anteproyecto, pág. 26. Colegio Oficial de Arquitectos de Almería, 2006.

5. Josep Llinàs, fue el responsable junto con De la Sota, de la dirección de las obras de restauración -de renovación parcial- que se realizaron en el edificio entre 1985 y 1987.


enlace al texto PDF:  AT_21.pdf

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Bon Nadal 🌟 Feliz Navidad 🌟 Merry Christmas



Servicio Marítimo del Puerto de Tarragona _ Aguilera + Guerrero / Agua Arquitectura

#CENTENARIO 1914_2014 _ José Luís Fernández del Amo (Madrid 29 Noviembre 1914 - Valdelandes 1995) arquitecto*

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 Poblado de Vegaviana. Cáceres 1954


"He recorrido las tierras de España y aprendí en sus rincones lo que una arquitectura anónima me enseñaba. No tomé con el lápiz apuntes de toda esa escenografía que tanto se ha prodigado en la anécdota de lo popular. Se me llenaban los ojos con eso que el hombre hace para sí, con la sabiduría de su necesidad amparada por la tradición del lugar. De sorpresa adiviné la medida y la función de los espacios que edificó para cobijar su vida y su trabajo y cómo presentía con respeto los entornos para la convivencia. Así nacían, así se hicieron los pueblos que yo admiraba y de los que aprendí la ley oculta de su ordenación espontánea.



En todo estaba la suprema lección de lo esencial, de lo primario, de lo producido por inmediata generación de la existencia con el imperativo de una realidad instintiva gozada en la creación del espacio para uso propio. Con la prodigiosa intuición del arte alumbrado en el ejercicio de las manos, reclamado por la misma necesidad que lo crea. Con la precisa euritmia de lo concebido con la estricta limitación del sujeto al que sirve."


José Luís FERNÁNDEZ DEL AMO: “Del hacer de unos pueblos de colonización”. En Arquitectura. Madrid, 1974, núm. 192.



Fotografías: Kindel _ Joaquín del Palacio (Madrid,1905-1989)

El Gobierno Civil de Tarragona _ "La percepción precisa de un lugar”

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Plaza Imperial Tarraco a inicios de los años sesenta. 
Fons Chinchilla, Centre d'Imatges de Tarragona.

El edificio del Gobierno Civil de Tarragona es una de las obras maestras de la arquitectura española contemporánea y una de las más significativas dentro de la trayectoria profesional de Alejandro de la Sota. Una obra “total” que suele ser explicada o analizada a partir de su perfecta y contundente imagen formal. Su fachada aparece continuamente vista como el punto donde se concentran y se resuelven los problemas que la ciudad y la función plantean al proyecto, pero casi nunca se pone de relieve su ejemplar respuesta al conflicto que se produce entre edificio y lugar.


Analizado desde este punto de vista, el edificio del Gobierno Civil de Tarragona nos puede hacer profundizar en una cuestión pocas veces tratada: la relación que la arquitectura puede establecer con la interpretación y definición de un lugar. Un emplazamiento tan singular y magnífico como brillante y ajustada fue su resolución. El Gobierno Civil que es el resultado de un concurso ganado por Alejandro de la Sota en febrero de 1957, presentaba dos premisas determinantes: las normativas y el emplazamiento. El solar situado en el ensanche de la ciudad frente a la recién inaugurada Plaza Imperial Tarraco, y las normativas municipales que obligaban a concentrar todo el volumen edificatorio en el extremo del solar, serán en gran medida las que acabarían por definir la forma final del edificio.

Según explica Josep Llinàs,1 la primera percepción de De la Sota sobre el lugar es que no se trataba de una plaza, sino de un núcleo circulatorio en el que confluían varias calles o avenidas, un anticipo de lo que realmente es en la actualidad. La opción de De la Sota fue la de asumir esa normativa, pero no el perímetro circular con el que se pretendía configurar un frente edificado homogéneo; “Se respeta el trazo urbano en cuanto a la limitación en más que dan sus alineaciones; se prescinde de la forma del solar por ellas determinado por no gustar de plantas en forma de cuña; se prefiere las derivadas de la cuadrícula en este caso.”

A través de los croquis iniciales del concurso, podemos ir observando como nacen todas estas controversias que le llevarán hasta la solución final. Un proyecto que desde el principio hace caso omiso a esa relación de dependencia geométrica respecto a la plaza, asumiendo esa voluntad de ser un cubo. “Un cubo que funciona en lugar de un plano que se adapta.”3





Pero esta aparentemente “negación” a la presencia circular de la plaza tendrá unas sutiles referencias en sus fachadas. La principal que se permite la licencia de insinuar el circulo teórico con el retranqueo de los dos pilares centrales en planta baja...“Se prescinde de la curvatura en la fachada principal por considerar que no favorece al proyecto, aunque se conserva a la curvatura de la plaza en la situación de pilares de fachada a la misma.”4 O en la fachada posterior, donde la curvatura de la tribuna de la zona administrativa recupera ese trazado regulador de la plaza, estableciendo una delicada correspondencia del edificio con el espacio urbano circundante.


Para Llinàs -gran conocedor del edificio-5 la relación que el Gobierno Civil establece con el lugar, es una relación crispada y difícil. Según él, el edificio permanece allí como un reducto de una manera de pensar la ciudad o la arquitectura. Se queda allí, cerrado en una esquina de la plaza, al margen del desarrollo de la ciudad. Pero es también allí donde el maestro De la Sota supo mostrar su gran sensibilidad para percibir las cualidades precisas del lugar.




Tal vez la larga espera hasta la aprobación del proyecto -el 30 de diciembre de 1958- el singular y conflictivo proceso de ejecución – de casi siete años hasta su entrada en funcionamiento el 1 de octubre de 1964- o la desestimada propuesta del propio arquitecto de cambiar el emplazamiento, hayan jugado a favor del edificio con el paso del tiempo. Pero lo que sí está claro, es que el Gobierno Civil ha acabado convirtiéndose para Tarragona en una pieza singular dentro del variado repertorio de arquitecturas que se reúnen alrededor de esa plaza circular, convertida ya en un episodio esencial y único dentro de la conformación de la ciudad moderna.
Jordi Guerrero, arquitecto






1. Llinàs, Josep: Saques de esquina. Girona: Editorial Pre-Textos, 2002.

2. Cortes, Juan Antonio: Gobierno Civil de Tarragona (1957-1964): Alejandro de la Sota. Memoria del anteproyecto, pág. 26. Colegio Oficial de Arquitectos de Almería, 2006.


3. Cortes, Juan Antonio: Gobierno Civil de Tarragona (1957-1964): Alejandro de la Sota. El Gobierno Civil de Tarragona, pág. 66. Colegio Oficial de Arquitectos de Almería, 2006.

4. Cortes, Juan Antonio: Gobierno Civil de Tarragona (1957-1964): Alejandro de la Sota. Memoria del anteproyecto, pág. 26. Colegio Oficial de Arquitectos de Almería, 2006.

5. Josep Llinàs, fue el responsable junto con De la Sota, de la dirección de las obras de restauración -de renovación parcial- que se realizaron en el edificio entre 1985 y 1987.


enlace al texto PDF:  AT_21.pdf


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